En este libro, el autor best seller Max Lucado revela porque gracias a Belén, tenemos la promesa de que Dios está cerca de nosotros, siempre por nosotros y siempre con nosotros.
Cada año, la temporada navideña impulsa a las personas a hacerse las preguntas sobre la navidad: ¿cuál es el objetivo del bebé en el pesebre? ¿Quién era él? ¿Qué tiene que ver su nacimiento conmigo? De todas las respuestas, hay una que sobresale: Gracias a Belén, Dios supo lo que es ser humano. Cuando hablamos con Dios acerca de nuestras luchas y nuestros tiempos difíciles, él nos comprende, porque él ha estado ahí. Ha estado aquí.
En este libro, el autor best seller Max Lucado muestra que debido a que Jesús eligió nacer en este mundo, tenemos un amigo en el cielo. No tenemos ninguna mancha en nuestro historial, solamente gracia. Tenemos la promesa de que Dios está siempre cerca de nosotros, siempre por nosotros y siempre dentro de nosotros. Nosotros podemos olvidarnos de él, pero él nunca se olvida de nosotros.
Navidad nos recuerda que «Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman» (Romanos 8.28 ). Luego de que los invitados se han marchado, no se escuchan los villancicos y las luces se han apagado, esa promesa permanece.
Because of Bethlehem
Each year, the Christmas season compels people to ask the Christmas questions: What’s the big deal about the baby in the manger? Who was he? What does his birth have to do with me? Of all the responses, there is one that stands out from the rest: Because of Bethlehem, God knows what it is like to be human. When we talk to God about our struggles and our tough times, he understands, because he’s been there. He’s been here.
In this book, bestselling author Max Lucado shows that because Jesus chose to be born into this world, we have a friend in heaven. We have no marks on our record, just grace. We have the promise that God is always near us, always for us, always within us. While we may forget him, he never forgets us. Christmas reminds us “everything works together for the good of those who love God” (Romans 8:28). Long after the guests have left, the carolers have gone home, and the lights have come down, that promise endures.